Mala es un valle costero con una pequeña extensión territorial, está ubicada en la cuenca baja del río del mismo nombre, cuyas aguas descienden desde la cordillera Pariacaca y de la cordillera Yauyos. El valle costero está cercado por las estribaciones cordilleranas y el océano, en este lugar surgieron asentamientos desde el Período Precerámico Tardío, devinieron en Asiento colonial hispano y, posteriormente, en el hoy Bicentenario distrito republicano, tal como hemos resumido en artículos anteriores1.
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del blog en caso llegaran a emplear mis notas para labores de estudio u
otros intereses, sírvanse indicar al autor del blog, Carlos Narciso Manco
Ramos, como fuente de información en consideración a la propiedad intelectual.
Muchas gracias.
POTENCIALIDAD TURÍSTICA
Con las características geográficas mencionadas en el párrafo previo y a pesar de sus dimensiones, Mala ofrece al visitante riquezas históricas aún presentes en diversos sitios arqueológicos preincas e incas, espacios propicios para efectuar deportes de aventura (trekking en las cercanas lomas), paseos por verdes huertos, una singular gastronomía, el cercano río y bellas playas, aunque éstas son escasas en el litoral marino. En artículo anterior hemos destacado a la playa Bujama2, esta vez trataremos sobre otra que existe en el reducido litoral del valle: Las Totoras. Veamos.
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DE JUNCOS
y TOTORAS
Hasta la década del 1960, ya en el siglo pasado, en diferentes puntos del valle de Mala existieron numerosos manantiales que originaron humedales, en los cuales florecieron un tipo de junco acuático conocido por los pobladores con el nombre de totora, derivado de la voz quechua tutura. En esos juncales, era habitual visualizar bandadas del ánade silvestre denominado “pato alavanco”, entre tantas aves migratorias. Ante la abundancia, los lugareños cazaban el pato alavanco para su consumo, era una sabrosa ave. Además, la totora seca era empleada por los artesanos lugareños para confeccionar esteras, capachos y bolsos, pero de manera muy especial fue utilizada en la construcción de balsas. Las florestas de juncales se desarrollaron a lo largo de la planicie costera, entre la desembocadura del río y Bujama, y por zonas del margen izquierdo del río hacia San José del Monte, aún pueden observarse rezagos en La Rinconada.
Totoras en humedal aún presente en La Rinconada |
LAS TOTORAS, NOMBRE
INMEMORIAL
La playa maleña por antonomasia se ubica al oeste del pueblo, relativamente cerca. Se encuentra resguardada por dos macizos, Pico Negro al norte y cerro Salazar en el borde sur. La franja de arena de la playa limita al Este por terrenos de cultivos, pero antiguamente todo ese borde estaba cercado por espesuras de juncos, era tal la abundancia, que predispuso a los primigenios maleños bautizar la playa con el nombre “Las Totoras”. Éste es el topónimo ancestral de la playa. He sido uno de los privilegiados mortales al haber observado, cuando niño y adolescente, la floresta de totoras del entorno (aunque ya exigua) y disfrutado de esta playa cuando era un espacio solitario.
Sector sur de Las Totoras |
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Las nuevas
generaciones de maleños, sobre todo niños y jóvenes, desconocen el
topónimo inmemorial de la playa; ellos por uso, costumbre, publicidad en redes
y medios, aluden y reconocen a la playa con el diminutivo que pertenece sólo a
la veraniega habilitación urbana. Esto es consecuencia de la dejadez y descuido
de las autoridades y la sociedad maleña de no custodiar y mantener el nombre tradicional
Las Totoras, topónimo que guarda y
transciende parte de nuestra identidad según lo expuesto en el párrafo anterior.
b) Sitios
arqueológicos afectados en el entorno de playa Las Totoras
Pero, con la presencia del balneario no solo se menoscabó el
topónimo secular de la playa, también “contribuyó” a la progresiva destrucción de sectores del sitio
arqueológico inca Sulcavilca3,
ubicado en el macizo Pico Negro y un sector preinca
del cerro Salazar. La presencia de la población veraneante o vacacionistas del
exclusivo balneario, quienes emplearon/emplean como pistas de ciclismo/motociclismo
importantes zonas históricas.
Pozo ceremonial de la pirámide |
Obsérvese en los recuadros rojos |
LAS TOTORAS, POR SIEMPRE
Los maleños debemos enorgullecernos de este nombre, del origen nativo, nombre que forma parte de la identidad y tradición del valle, nombre que siempre debe prevalecer sobre el diminutivo de la urbanización que fuera impuesto a partir de la década de 1970. Empeñado en recuperar y salvaguardar las tradiciones, identidad e historia de Mala este modesto escriba maleño seguirá empleando, con tesón, el verdadero nombre de la playa maleña: Las Totoras. Después de más de medio siglo utilizando el diminutivo, sin diferenciar entre el nombre de la zona urbanizada con el de la playa en sí, es difícil convencer o persuadir a la población en el desacierto de usarlo, pero apreciaría que aquellos lectores seguidores de este blog que sientan amor y orgullo por nuestra tierra generosa, contribuyan a recuperar el verdadero topónimo de la playa y lo difundan entre las generaciones actuales y venideras.
LAS BALSAS DE MALA
En párrafo anterior mencionamos que la totora (seca) era utilizada como material primordial en la construcción de balsas por los antiguos pescadores de Mala y Bujama. Ellos construyeron balsas con características propias, empleadas exclusivamente para la pesca con trasmallo, una gran red rectangular equipada con corchos y plomos; es decir, para CALAR. Las balsas construidas en el valle eran largas y macizas, la proa curvada hacia arriba era moldeada y reforzada con láminas rectangulares de madera. Una balsa estaba conformada por tres (03) “piernas”, atadas fuertemente entre sí, cada “pierna” semejaba un largo tronco de palmera. La balsa era propulsada por dos pescadores premunidos con largos remos de madera de doble pala. El armador, dueño del trasmallo, la balsa y remos contrataba a pescadores experimentados, fuertes para remar y en “tender” las redes para la pesca de rayas y corvinas.
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LA
CALA
¡Van a calar… van a calar!
La noticia recorrió rápidamente el silencioso villorrio de La Huaca. Es verano y los mozuelos están de vacaciones escolares. Algunos permanecen en el caserío pues aún no tienen la edad para trabajar en la cercana hacienda, otros ayudan en faenas de las chacras familiares. Justo visito a Mama Pina, mi abuela, así que al oír el llamado salgo de su casa y me sumo al grupo de amigos. Sólo se han reunido unos pocos y enrumbamos hacia Las Totoras por el ancho camino de tierra, entre potreros de algodón, que conduce a la Hacienda El Salitre, a la Boca del Río y a la playa. El camino está bordeado por árboles de laurel, en los que resaltan flores blancas y rosadas, que le dan un aspecto de una larga alameda. El grupo pasa por la ranchería, la desmotadora, la casa hacienda y llega a la zona norte de la playa, donde dos fornidos pescadores están terminando de aparejar el trasmallo sobre una gran balsa de totora, formada por tres alargados cuerpos atados entre sí con sogas. Uno de los pescadores se aparta llevando un resistente cabo que está unido a un extremo de la red y lo amarra a un anclaje en la arena. Coge los remos de madera de doble pala y retorna a la balsa haciendo señas a los mozalbetes, éstos se acercan y ayudan a empujar la balsa hacia el mar. Un pescador sube a la balsa, hacia la proa y se arrodilla sobre ella con un remo entre las manos y empieza a bregar, mientras el otro sigue empujando la balsa alejándola de la playa y deja pasar unas dos o tres olas, toma impulso y se arrodilla en la popa de la balsa con la otra pala; ambos, cual jinetes sobre el mar reman furiosamente, dominando a las olas que se suceden una tras otra, hasta que logran navegar sobre suaves tumbos. Luego giran lentamente, hacia el sur y bogan paralelos a la playa. El de popa deja de remar y empieza a soltar el trasmallo, a “tenderla”, una vez tendida reman hacia tierra. Poco antes de tocar arena, el de proa salta con un cabo muy tensado entre las manos y lo ata a un tronco clavado en la arena. Todos los muchachos retiran la balsa del mar. Después de horas de espera, el armador y los pescadores inician la recuperación del trasmallo, con ayuda de los mozos. Dividen dos grupos, uno para el cabo que ataron al tronco y otro para el anclaje, y empiezan a jalar ambas cuerdas hasta que aparece la pesadísima red y ya se ven peces y ¡rayas! atrapadas en la red, cantidad de rayas. Los pescadores gritan felices ¡cuidao con las colas, cuidao con las puntas que tienen veneno!, con mucha precaución tienden la red sobre la arena y después todos proceden a desenredar lo capturado. Al concluir la faena, los eventuales ayudantes son premiados con rayas pequeñas y felices retornan al terruño.
Carlos Narciso Manco Ramos
(Mama Pina era mi abuela materna Agripina Urbina Arias, Tusán de Segunda Generación)
Mi verano 1960 en La Huaca, Mala. (Versión completa se encuentra en mi libro)
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A MANERA DE CONCLUSIÓN
A estas alturas de mi vida, me quedan los recuerdos, desde la infancia hasta la adolescencia, de mis vivencias en Las Totoras. Las nostalgias de las aventuras de participar en las calas de trasmallos, la pesca con cordel en los diversos “tiros”, la extracción de racas y chanques entre las peñas de los macizos Pico Negro y cerro Salazar, los partiditos de fútbol de verano, la pesca con redes corvineras con las pernoctadas sobre la arena para cuidarlas, todo esto siempre están en mi mente. Personalmente, no he vuelto a Las Totoras desde el lejano 1969; tengo entendido que el balneario, dada su exclusividad, ha “decretado” restricciones para el acceso a la playa a los propios maleños aunque, también, sé que existe una Ley que establece que todas las playas del litoral peruano son bienes de uso público (Ley N° 26856 del 8 de setiembre de 1997, reglamentada con Decreto Supremo Nº 050-2006-EF del 26 abril 2006)
SOBRE EL TEMA TRATADO Y EL LIBRO
Amigo lector espero que este artículo y los ya publicados hayan
sido de tu interés, es parte de los trabajos de investigación que se encuentran
en el libro ‘Mala. Valle Generoso, Pueblo Milenario. Etimología e
Historia’. La
obra cuenta con más de 300 páginas en formato A4, contiene textos, fotografías,
mapas y gráficos, estructurado a manera de una pequeña enciclopedia, compuesto
por ensayos desde el origen del nombre, historia, tradiciones, relatos
vinculados a su historia y, también, sobre la gastronomía local (ver enlace http://malagenerosa.blogspot.pe/2013/08/el-libro.html). Un
trabajo que de concretar su publicación será de gran utilidad para el
estudiantado, la colectividad interesada en la historia de Mala y para
promotores turísticos.
Borrador del Libro |
En el libro encontrarán material y fuentes bibliográficas que les permitirán emprender futuras indagaciones.
Por el volumen del libro y según cotizaciones solicitadas a
diversas editoriales, es difícil financiarlo con mi peculio, por lo que estoy
en búsqueda de apoyo económico a filántropos-mecenas y empresas que gusten y
apoyen la cultura para concretar su publicación.
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1 Ver https://malagenerosa.blogspot.com/2021/07/bicentenario-de-mala-la-patria-chica.html,
también ver http://malagenerosa.blogspot.pe/2014/06/mala-un-moderno-pueblo-milenario.html
2 Ver https://malagenerosa.blogspot.com/2014/02/bujama-cuandouno-escucha-el-vocablo.html
3 Ver https://malagenerosa.blogspot.com/2014/12/sulcavilca-es-patrimonio-cultural-de-la.html
Excelente escrito sobre un lugar cercano a Lima y que no conocía de su actividad en la costa.¡¡¡FELICITACIONES CARLOS!!!
ResponderBorrarMuchas gracias don Ricardo, aprecio su comentario
ResponderBorrarHola Carlos, felicitaciones por tus escritos. Estoy escribiendo una novela histórica y me gustaría conversar contigo. En que correo te puedo contactar?
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