CONTRASTES EN CALANGO
Calango es un plácido pueblo de origen preinca ubicado en la cuenca
media del río Mala, sobre la margen derecha. Desde esas antiguas épocas era un importante
punto de confluencia de los primigenios pobladores de Mala y Chilca durante sus
desplazamientos comerciales entre regiones. Antes de proseguir sus itinerarios, los
caminantes prehispanos reverenciaban y ofrendaban un monolito denominado Coyllor Sayana que se consideraba
sagrado.
Antes de detallar el tema de este artículo, deseo compartir unos recuerdos personales.
Muy cerca de la sagrada Coyllor Sayana y del ingreso al pueblo de Calango se encontraba esta casa de blanca fachada, con una gran puerta de dos hojas y ventanas de madera, ambas pintadas de color celeste. La casa tenía en su parte posterior un fresco huerto de frutales que descendía casi hasta la orilla del río. La casa de blanca fachada estaba ubicada al borde del polvoriento y pedregoso camino transversal: el milenario camino preinca que unía el Apu Pariakaka, la Piedra Sagrada de Calango y el Apu del valle de Mala. Este camino sería conocido posteriormente como ramal del Qhapaq Ñan.
La Casa de mis Recuerdos Infantiles en Calango
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La
casa, entre pelados cerros de la cordillera y en el centro de la soledad y huellas
arqueológicas pétreas, era propiedad del viejo maleño Mercedes Huapaya Ávila,
hermano de Susana, mi abuela paterna. Mi tío abuelo Mercedes Huapaya fue un calanguino de corazón y nunca volvió a Mala. En su casa pasé nostálgicos momentos de mi primariosa
niñez cuando viajaba desde Mala a pasar mis vacaciones de verano a fines de la
década de 1950.
Recuerdo cuando el río retumbaba, cargado de turbias aguas, reflejada por los ecos de la cañada, sonido que se incrementaba durante el silencio de la noche. Pero también recuerdo los ricos desayunos con enormes motes pelados y los trozos de queso, manjares elaborados por las manos de la cariñosa tía Zoila quien, tan devota, me ordenaba seguir la procesión de la Candelaria.
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La Piedra Sagrada Coyllor Sayana se ubica cerca al ingreso a Calango |
Recuerdo cuando el río retumbaba, cargado de turbias aguas, reflejada por los ecos de la cañada, sonido que se incrementaba durante el silencio de la noche. Pero también recuerdo los ricos desayunos con enormes motes pelados y los trozos de queso, manjares elaborados por las manos de la cariñosa tía Zoila quien, tan devota, me ordenaba seguir la procesión de la Candelaria.
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LA CANDELARIA
Después de establecerse definitivamente en tierras americanas, los
hispanos dispusieron que frailes y sacerdotes doctrineros católicos iniciaran
el proceso de evangelización de los “salvajes indios”. Para reemplazar a los
místicos íconos de los aborígenes, réplicas de la naturaleza, tildados de
idólatras por esta razón los doctrineros emplearon sus imágenes cristianas.
Aparte de la cruz y del Cristo crucificado tradicional, la más utilizada
fue la efigie de la Virgen María. Una de
las advocaciones empleadas por los doctrineros para imponer el cristianismo fue
la denominada “Virgen de la Candelaria”. El mito religioso que surgió en
las Islas Canarias sería trasladada al "nuevo mundo", en estas
tierras crearon mitológicas leyendas según el lugar para explicar su “milagrosa
aparición”, pero todas con un similar trasfondo. Una imagen de la Candelaria también “apareció milagrosamente” en la
cuenca media del río Mala, el acontecimiento acaeció en un plácido pueblo
llamado Calango, un antiguo pueblo prehispánico punto de obligada confluencia
de los primigenios pobladores de Mala y Chilca: allí se encontraba una piedra
sagrada.
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La piedra sagrada Coyllor Sayana |
LA CANDELARIA EN EL VALLE DE MALA
Desde la misteriosa aparición de la imagen en Calango, el lugar fue la
sede de su culto desde el coloniaje. Aquí, durante su fiesta matronal, confluyen
muchos devotos de los pueblos ubicados a lo largo de la cuenca del río y
también desde Chilca. La devoción a esta imagen es, sin lugar a dudas, la más
antigua en esta región; pero ¿cómo germinó y quién la promovió?
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Iglesia de la Candelaria fue erigida cerca a la Piedra Sagrada |
Pedro de Alconchel
Pedro de Alconchel
fue un soldado, analfabeto y sin alcurnia, nacido en una aldea de la sierra
hispana. Gracias a sus destacadas acciones como trompeta de campo durante la
“conquista”1 recibió
los repartimientos de Chilca y Mala como encomienda en concesión. La
explotación de su encomienda y diversos negocios le permitieron acumular gran
fortuna. En los primeros días del año 1562, al sentir próximo el fin de su
existencia dictó su testamento y, entre muchos otros ítems, designa a su
sucesor en la Encomienda2.
Alconchel había
dejado su aldea hispana para jamás volver pero nunca la olvidó, tampoco dejó de
añorar a la imagen de su devoción, lo demostró al ordenar entregar cierta
cantidad de dinero ‘a la hermita de Ntra. Señora de la Candelaria’,
erigida cerca al lugar en que nació. ¿Acaso esta declaración testamentaria demostraría
que Pedro de Alconchel fue el impulsor del fervor por la Virgen de la
Candelaria en la encomienda de Chilca y Mala?
Origen de la Virgen de la Candelaria
La devoción a esta
imagen se originó en las Islas Canarias, exactamente en Tenerife, lugar donde
nació la leyenda que
aquí sintetizo:
Dos pastores guanches
(nativos canarios) se encontraron frente a la imagen de una señora en unas
cuevas sobre un profundo barranco. Como la imagen obstaculizaba el paso de su
rebaño trataron de moverla pero al intentarlo, a uno de ellos se le paralizó un
brazo y el otro se causó heridas con su propio cuchillo. Asustados, los
pastores corrieron a informar a su rey, éste les ordenó que trasladen la imagen
hasta la cueva donde él residía. Al cargar la imagen, al instante los
pastores curaron sus heridas, pero al llegar ante el rey el peso de la imagen
se incrementó. Cuando el rey, acompañado por misioneros católicos, intentó
cargar la imagen no pudo moverla. Entonces, ante la sugerencia de los
doctrineros, dispuso que en esa cueva
se construyera un santuario para la imagen. Al erigirse el santuario, la imagen
fue rodeada de candelas o candeleros, origen del nombre de la virgen, que
simbolizaban la luz que emitía.
Tenerife, era un
puerto de paso obligatorio para las naves que se dirigían al nuevo mundo, por
lo que esta manifestación religiosa se expandiría desde este lugar. Las
tripulaciones trasladaron el culto de la Candelaria a estas tierras, a la par
de términos del léxico ‘guanche’.
Aparición de la Candelaria en Calango
Este es el relato
recopilado3 de
la leyenda:
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Imagen de la Candelaria saliendo en procesión |
“Cuentan
que un pequeño grupo de personas emprendieron viaje del pueblo costero de
Chilca hacia Calango. Lo hicieron por el antiguo camino, cruzando las quebradas
de las estribaciones cordilleranas, que enlazaba a estos pueblos. Cuando los
viajeros llegaron a un sector denominado ‘La Cuesta’, cercano a Calango, los
viajeros se percataron de un inusual luminiscencia que surgía de una cueva. Al
acercarse cayeron de rodillas, cegados por el fulgor y enmudecidos ante la
maravillosa imagen de una Virgen. Al recobrarse repararon que la efigie era la
Candelaria. Los viajeros decidieron regresar a Chilca con la imagen pero, al
intentar el retorno, el camino se volvió abrupto, intransitable, cubierto de
espinas y el prístino cielo se oscureció repentinamente
por una inusitada y terrible tormenta. Además el peso de la imagen se
incrementó tanto que semejaba hecha de plomo, el rostro de la imagen se tornó pálido y
melancólico. Estas señales indicaron a los viajeros que retornar a Chilca fue
un error, al proseguir hacia Calango la faz de la imagen recobró su bella y
dulce expresión al instante, su peso se volvió etéreo, los rutilantes rayos del
sol desvanecieron a la tormenta, el áspero camino se cubrió de flores que
expelían embriagadores perfumes y desde el cielo llegaban bellas y angelicales
melodías. Así caminaron hasta llegar a la antigua capilla de Calango, que con
los años sería ampliada y es el actual lugar donde los devotos se acercan a
venerarla”.
Podrán observar
que, como toda leyenda, el relato desborda imaginación y fantasía, pero bastó
para originar el culto a la Candelaria en los
valles del río Mala.
La Candelaria de la villa de Alconchel
La leyenda de la Candelaria de la villa
de Pedro de Alconchel es muy similar:
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Imagen Candelaria villa del encomendero |
Cuentan que la efigie de una
Virgen fue encontrada por dos pastores (como en Tenerife)
dentro de un cajón de madera enterrado a los pies de un frondoso
castaño en un monte boscoso con árboles de esta especie, justo en una
época que la epidemia de peste asolaba esos poblados. Relatan que la
imagen curó a los infectados, lo que dio origen a una fervorosa devoción y con
los años los pobladores levantaron una ermita en el lugar de aparición.
Es de notar que a la flor del
castaño se la denomina ‘candela’, por lo que se desconoce si Alconchel la denomina Señora
de la Candelaria en su testamento por esta razón o porque la imagen es
la misma del archipiélago canario.
IDOLATRÍAS, LEYENDAS Y MISTERIOS
Ante lo expuesto cabe preguntarse, ¿quiénes implantaron en el valle el
culto por la Virgen de la Candelaria?, ¿fue el encomendero Pedro de Alconchel o
fueron los doctrineros dominicos? La clave estaría en cuál de las leyendas se
asemeja más a la que se propagó en el valle del río Mala. La leyenda de Calango
parece una amalgama entre la mitología tinerfeña y la de la villa de Alconchel.
Pero lo que es indudable, es que la leyenda respecto a la “milagrosa”
aparición de la efigie de la Virgen de la Candelaria fue creada y utilizada por los frailes
y sacerdotes doctrineros para reemplazar y contrarrestar la gran
influencia de la mítica piedra sagrada de Calango4. Una clara muestra del sincretismo religioso desarrollado durante el coloniaje.
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PIEDRA SAGRADA Grabados líticos que permanecieron después de la devastación |
La quilca Coyllor
Sayana seguía siendo "idolatrada" por los antiguos
habitantes de esta región en los primeros años
del siglo XVII, por esta razón el arzobispo de Lima ordenó a un visitador
devastar sus misteriosas grafías por ser “causa de idolatría”.
CODA
Cuenta mi madre, Petronila Ramos Urbina
(Petita), que a los pocos meses de nacer su primogénito viajó en peregrinación
a Calango (en aquella época la travesía era una real odisea que es material
para otra nota).
Petita viajó para presentar al recién nacido a la milagrosa Candelaria y pedirle que ilumine, con su santa energía, el futuro camino del niño. Parece un pasaje bíblico pero es verdad.
Petita viajó para presentar al recién nacido a la milagrosa Candelaria y pedirle que ilumine, con su santa energía, el futuro camino del niño. Parece un pasaje bíblico pero es verdad.
¿Cómo?, ah sí, olvidaba comentarles que
el primogénito de Petita es este escriba.
NOTAS
1. 'Pedro de Alconchel, el encomendero de
Mala’, Capítulo 7 de la Parte II (Mala en la historia) del libro Mala, Valle
generoso, Pueblo Milenario (http://malagenerosa.blogspot.pe/2013/08/el-libro.html) aún inédito.
2. ‘Sucesión en la encomienda de Mala’, Capítulo
9 de la Parte II (Mala en la historia) del libro. Es de notar que a lo largo
del testamento el escribano registra, en 1562, el nombre del pueblo sólo como
Mala, sin advocación a algún santo.
3. Adaptación de la leyenda por este
escriba, basado en recopilación de la Sra. María Esperanza P. de Huapaya
del C.E. de Mujeres de Calango.
4. 'La extirpación de idolatrías en el
valle de Mala’, Capítulo 9 de la Parte II (Mala en la historia) del libro
Mala, Valle generoso, Pueblo Milenario (http://malagenerosa.blogspot.pe/2013/08/el-libro.html). Se transcribe informe del visitador que
devastó la Piedra Sagrada.
AVISO
Agradeceré amigos lectores, en caso llegaran a emplear mis notas para
labores de estudio u otros intereses, sírvanse indicar al autor del blog como su
fuente de información en consideración a la propiedad intelectual.
MUY INTERESANTE, PERO MUY INTERESANTE ...
ResponderEliminarLEI UNOS CUANTOS PARRAFOS Y ME QUEDÉ PRENDADO HASTA EL FINAL...
QUE MÁS SIGUE PORFA...
Gracias por tus comentarios, Anónimo, que demuestran tu interés por conocer la historia de mi pueblo y que el estilo algo incompleto que he dado a los artículos (para dejar a los lectores con las ansias de saber más) ha pegado. Seguiremos adelante.
ResponderEliminarFalta mucho es una bella historia de mi mamita me contaba desde pequeña en calango y es muy lindo lo poco q se ah podido leer pero le falta yo soy de calango
ResponderEliminarEs cierto, amiga Anónimo, este artículo refleja una pequeña parte de Calango, un pueblo indómito según registran las crónicas. En mi niñez, durante las vacaciones escolares, visitaba a mis tíos que residían en ese pueblo que añoro. Gracias por leer mi blog y espero lo difundas. Saludos
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